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Montar un altar es un ejercicio para atraer abundancia, amor y fuerza. Lo más importante de esta práctica es que resuene contigo. Que te estimule a fijar intenciones firmes para lo que sea que estas buscando. Es un espacio personal, sagrado, a través del cual honras tu proceso de auto conocimiento.
Justo a tiempo para aprovechar la enjundia del inicio de año, este reto está diseñado para ayudarte a sustituir los hábitos obsoletos por otros que fomenten tu crecimiento personal.
Planear con antelación otorga libertad de elección. Nos permite decidir cómo participar, reaccionar y danzar con las energías del cosmos que se manifestarán durante el 2024.
Lo que pasa es que la comunicación no es confiable, la información es errónea y faltan datos o no son lo suficientemente claros. El intercambio de información es confuso y ambiguo.
Lo que pasa es que la comunicación no es confiable, la información es errónea y faltan datos o no son lo suficientemente claros. El intercambio de información es confuso y ambiguo.
Habrá un cambio sutil, pero la sensación de convertirnos en alguien más será más profunda y real que con otras combinaciones planetarias. Más que estar atentos a que algo pase, observemos qué es lo que inicia, se desacomoda o cobra vida.
La luna llena en Virgo indica que es tiempo de reparación, de anclaje, de estar presentes con nuestro dolor, traumas y pérdidas. Que es tiempo de darnos amor, ser compasivos y hacer lo posible para estar bien o lo mejor posible.
Venimos de la pausa del invierno, del viaje interno y la exploración. De la planeación y la generación de semillas. Ahora toca sembrar y ponerse a producir.
Cuando el Sol (identidad) y Júpiter (abundancia) se encuentran en el cielo y hacen una conjunción, es decir que están en el mismo punto, fusionan sus super poderes y nos llenan de regalos.
El amor es el sentido y el sinsentido de la vida. Es el motor y lo que nos paraliza. Es la razón detrás de todo.
El amor es la forma en que nos sentimos vistos, atendidos, valorados. El amor quita el miedo. Es la red que aparece debajo de nosotros justo antes de saltar. Tenerlo nos despoja de la soledad.
Se requiere de inteligencia emocional y sensibilidad. Se requiere volcarse y estar en y con nuestras emociones.
No es el fin del mundo y sobre todo, Mercurio NO tiene la culpa de todo lo que nos pasa (ni de que hayas terminado con el novio/a o que te haya llamado la atención tu jefe).