Febrero, es el mes para hacer entrenamiento de fuerza con nuestro cerebro. La lógica y la razón, nuestras mejores armas. El pensamiento claro, nuestro mejor aliado para atravesar cualquier o casi cualquier desafío o lo que sea que parezca muy complejo.

Hay frescura cósmica circulando. La vibra de la temporada de Acuario es de libre pensamiento, rebelde y futurista. No tengan miedo a ser raros y diferentes.

Como cuando te aprietan, ya sea un traje o un vestido, te sientes incómodo y no ves la hora de quitártelos; ahora mismo, las reglas y convenciones sociales, asfixian. No estamos de humor para acatarlas, si no más bien de re inventarlas.

No sé ustedes cómo la lleven pero el último mes se sintió lento, como cuando manejas frenando. Es que Marte, el planeta de la agresión, la acción y la motivación, está retrogrado, digamos que se está echando una siesta y le va a durar hasta el 23 de febrero.

Cuántas veces reprimimos nuestra voz por miedo a decir la verdad y a enfrentar las consecuencias que esto puede desatar. Preferimos ser corteses y “buena onda”. Preservar la paz está sobrevalorado.

Iniciar el último mes del año con la osada y optimista luna nueva en Sagitario, señala un tiempo para crecer, aprender y hacernos preguntas importantes. Uno para redireccionar nuestra perspectiva.

Las lunas llenas no sólo traen revelaciones, también son para soltar. En Tauro, recordamos que merecemos, y aunque este signo es tenaz, gozoso e industrioso, en ocasiones peca de indulgente. Por lo que hagámonos la siguiente pregunta:

Lo que nos resulta cómodo y familiar ¿agrega valor a nuestra vida o nos impide crecer?

Como cuando hierves leche, te descuidas y se desborda por toda la estufa, noviembre rebosa en poderosas energías, potenciales transformaciones y oportunidades para sanar y crecer.

Cerrar puertas, terminar capítulos y ya no permitir ciertas cosas en nuestra vida, de eso trata un eclipse.

Podemos sentirnos incómodos, y eso está bien. Quién dijo que la oruga la tuvo fácil antes de ser mariposa.

El final del verano a veces se siente como cuando se te cierra una puerta en la cara inesperadamente. Se acaban los días soleados y luminosos, en los que el tiempo transcurre sin prisa y sin horarios. Los días de vino y rosas, como dice la canción.

Entramos a esas semanas en las que miramos al mundo con poderes de rayo láser pudiendo hacer zoom a lo que parece insignificante. Como el mosquito, que nos atormenta antes de dormir y nos arrebata ese sueño ligero que inicia el primer nivel del ciclo.

Algunos quisiéramos poder ser más nosotros porque estamos cansados de jugar a “encajar“ y ser lo que los otros esperan.

La mezcla de sensaciones estas últimas semanas es rara. Los rayos plateados de la luna llena en Capricornio, actúan como un suero de verdad. Necesitamos reconocer si estamos atorados en la fantasía o evadiendo responsabilidades

Nos salimos del mundo de la cabeza para darle espacio al de nuestro corazón. Con la luna nueva en Cáncer nos sensibilizamos y volvemos delicados.

Lo lunar es de naturaleza femenino, es decir, habitar las emociones, ser vulnerable, buscar reciprocidad, querer estar en familia y hacer casita; solo o acompañado

Llegó el final del primer mes del verano, se terminan las clases y oficialmente inician las vacaciones… para algunos. Se nos sugiere optar por el ritmo del cangrejo, que consiste en un pasito para adelante, otro de lado, otro hacia adelante y otro hacia el lado contrario. Ritmo que permite tomarse las cosas con tiempo y con calma y analizarlas desde distintos ángulos.

Llegó esa semana del año en la que empezamos a relajar el cuerpo y el ánimo da un giro hacia lo sensible. Hacia las conexiones donde se siente bonito llegar, donde a uno lo cuidan y le sacan lo mejor, porque el ambiente que se crea es de confianza.

En el cielo está esta fuerza que promete, por todo un año, sacarnos los pensamientos fatalistas, ayudarnos a ampliar nuestros mundos y en suma, salvarnos de nosotros mismos.