Piscis: Don Quijote y los molinos de viento.
@bestiecilla Acaso el episodio más conocido del Quijote es aquel en que, andando sin rumbo por lo campos de Montiel, Don Quijote y Sancho Panza se encuentran con una serie de molinos de viento. Tras confundirlos con gigantes, el ingenioso hidalgo intenta atacarlos, no sin antes encomendarse de todo corazón a su señora Dulcinea:
con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Tal ha sido el impacto de este relato, que Luchar contra molinos de viento es una expresión que ha entrado de lleno en el lenguaje popular para expresar esa necedad (algunos lo llamarían idealismo) de pelear contra enemigos imaginarios. ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para cumplir tus sueños y defender tus ideales? Don Quijote, que bien podría haber nacido bajo el signo de Piscis, va lejos en esta misión.
Confundir molinos de viento con malvados gigantes a los que es necesario vencer es un rasgo típico del carácter de Don Quijote. A cada momento, él transforma la realidad para acomodarla a su ficción caballeresca. Incluso cuando las cosas salen mal (casi siempre), él lo explica según su propio código: los otros, envidiosos de su gloria, hacen todo lo posible por arruinar sus aventuras e impedirle mejorar el mundo.
En su misión de defender los altos ideales del bien y la justicia, los Piscis suelen ser modelos de un ideal ético y estético de vida. De espíritu contemplativo, quieren vivir la vida como una obra de arte, acometer "todo aquello que pueda hacer perfecto y famoso a un andante caballero". Su enorme sensibilidad está en contacto con el inconsciente colectivo, tanto en un sentido amplio como en uno más práctico: son sensibles a las experiencias de los demás y responden con simpatía y tacto al sufrimiento ajeno. Es por esto que Don Quijote jamás busca su propio provecho y rechaza la cruda lógica que mueve las acciones de los demás. “De altos espíritus”, dice, “es apreciar las cosas altas”.